Pasar del libro a la gran pantalla

Nunca ha sido fácil ni para un director ni para un guionista llevar al cine una novela. Normalmente la mayoría se obsesionan con permanecer fieles a la obra y por eso muchas veces resulta más complicado escribir un guión adaptado que uno original. Los directores que consiguen realizar una gran obra adaptada son aquellos que pierden ese miedo por traicionar al autor de la novela, aquellos que se dejan llevar y consiguen esa independencia y libertad necesaria para hacer la película como si no existiera la novela. Así como también los escritores deben perder un poco esa vanidad y confiar en las buenas aptitudes de los guionistas.

El buen hacer del director o del guionista no se centra en plasmar en la película la obra con toda fidelidad, sino en mantener el espíritu, la esencia verdadera de la novela pero con libertad para poder incluir sus propios matices y su toque personal, ya que son muy diferentes las herramientas literarias y las cinematográficas. Algunos directores, como Alex de la Iglesia,  incluso consideran que es mejor no hablar con el autor del libro, para así tener mayor libertad interpretativa, pero siempre respetando la naturaleza propia de la novela.

Si volvemos la vista atrás en la historia de los guiones adaptados cabe destacar películas como «Lo que el viento se llevó» (Gone with the Wind) una obra de Margaret Michell, que se convirtió en uno de los libros con más éxito de la época y en uno de los clásicos de la literatura de EE.UU. La obra llegó incluso a ganar el Premio Pulitzer en 1937. Antes incluso de ser publicada la primera edición del libro el productor David O. Selznick por medio de su representante, Kay Brown, compró los derechos para hacer la película basada en la novela. Esta fue estrenada en 1939 y tuvo un éxito arrollador convirtiéndose en un icono cultural y en una de las mejores películas de la historia del cine.

Otra de las grandes obras cinematográficas basadas en una novela es «La naranja mecánica» (A Clockwork Orange) inspirada en la obra de Anthony Bugess de 1962 y llevada al cine de la mano de Stanley Kubrick en 1971. La película tuvo un gran impacto sobre todo por la cantidad de escenas de violencia explícita que aparecían en ella e incluso llegó a ser retirada por este motivo en Gran Bretaña.

En definitiva, en este blog nos dedicaremos a hacer un repaso por las obras adaptadas al cine más interesantes, sin olvidar nunca que lo que da valor a una película adaptada no es la fidelidad estricta con el libro sino la capacidad de esta para tener valor por sí misma, como una obra original y distinta, porque el director ha logrado recrearla y no solo adaptarla. Esto hace que nos sumerjamos de lleno en la película, atrapados, dejando de compararla con la novela.